A saber lo que has hecho ahora. Y parece increíble, con la cara de buena gente que tienes, pero debes ser un bicho, sí. Bueno, si te sirve de ayuda yo te doy mi absolución, pero te advierto que soy un tio fácil..así que no sé si servirá de mucho mi absolución, el otro día regalaban mis absoluciones con un bote de skip de 1 kg. Maldita globalización.
¿me estoy enrrollando?..sip,..que eso...que es un buen sitio para empezar uno a quererse eso de perdonarse.
Kolorada... A veces, perdonar a los demás es más fácil que perdonarse a sí mismo. Para mí, perdonarme a mí misma es un primer paso para implorar el perdón ajeno.
Si siempre recomiendan no ejercer de abogado propio cuando nos juzgan, porque los resultados suelen ser desastrosos... imagina la debacle siendo juez de uno mismo, que conocemos todos y cada uno de los antecedentes al dedillo. Pero el verdadero problema es que si somos tan duros con nosotros es porque nos educan a golpe de culpa, machaconamente y desde pequeñitos. Luego pasamos el resto de la vida echándonos las culpas unos a otros, casi por deporte.
Aún no he aprendido a perdonarme cosas, que cuando las han hecho otros olvido a los diez minutos. Menudo tribunal de mierda llevo en la cocorota. No consuela el hecho de que le pase lo mismo a millones de personas. Pero hay que saber perdonarse y pedir perdón cuando toque. Hay que saber perdonar y relativizar; por vivir mejor, simplemente. Lo otro nos lastra.
Oye Telma, rollazo de comentario aparte, es un placer y una sorpresa descubrir que tenías blogo. Además, ¡me reafirmo como fan! porque es muy bonito y sentío. :)
A saber lo que has hecho ahora. Y parece increíble, con la cara de buena gente que tienes, pero debes ser un bicho, sí.
ResponderEliminarBueno, si te sirve de ayuda yo te doy mi absolución, pero te advierto que soy un tio fácil..así que no sé si servirá de mucho mi absolución, el otro día regalaban mis absoluciones con un bote de skip de 1 kg. Maldita globalización.
¿me estoy enrrollando?..sip,..que eso...que es un buen sitio para empezar uno a quererse eso de perdonarse.
Yo ya te perdonao.
Pero claro, no me has hecho nada..así es fácil.
me callo ya.
Perdonarse a uno mismo es un muy buen lugar de partida, para poder perdonar a los demás.
ResponderEliminarNo te calles, Charlie!! con lo bien que hablas...
ResponderEliminarKolorada... A veces, perdonar a los demás es más fácil que perdonarse a sí mismo. Para mí, perdonarme a mí misma es un primer paso para implorar el perdón ajeno.
Si siempre recomiendan no ejercer de abogado propio cuando nos juzgan, porque los resultados suelen ser desastrosos... imagina la debacle siendo juez de uno mismo, que conocemos todos y cada uno de los antecedentes al dedillo.
ResponderEliminarPero el verdadero problema es que si somos tan duros con nosotros es porque nos educan a golpe de culpa, machaconamente y desde pequeñitos. Luego pasamos el resto de la vida echándonos las culpas unos a otros, casi por deporte.
Aún no he aprendido a perdonarme cosas, que cuando las han hecho otros olvido a los diez minutos. Menudo tribunal de mierda llevo en la cocorota. No consuela el hecho de que le pase lo mismo a millones de personas.
Pero hay que saber perdonarse y pedir perdón cuando toque. Hay que saber perdonar y relativizar; por vivir mejor, simplemente. Lo otro nos lastra.
Oye Telma, rollazo de comentario aparte, es un placer y una sorpresa descubrir que tenías blogo. Además, ¡me reafirmo como fan! porque es muy bonito y sentío. :)
Saludos.
Ike, gracias por leerme, por comentarlo, y por entenderme perfectamente :)
ResponderEliminarMe ha encantado lo de "bonito y sentío"
Un beso